sábado, 20 de febrero de 2016

Viene Obama y Cuba continuará su lucha

Desde anoche los medios de comunicación se emplean a fondo en noticiar una próxima visita a Cuba de Barack Obama, presidente de los Estados Unidos de América.

Bueno pues resulta que la islita resistió. No transigió en la entrega de su dignidad patria, en la venta de su honor ni en la prostitución de sus principios. Y venció la independencia nacional, el respeto a los más de cien años de lucha, la veneración a los caídos. Goliat
no pudo apastar a David.

Y ahora lo recibiremos como el hombre que reanudó las relaciones diplomáticas pero mantiene la imposibilidad de un libre comercio entre las dos naciones; le atenderemos como el facilitador de más viajes de estadounidenses a nuestro país, pero solo de determinadas categorías; conversaremos con el hombre que ha permitido mejorar las telecomunicaciones, ampliar los viajes de líneas aéreas y cruceros pero no autoriza la utilización del dólar en las transacciones comerciales y que persigue de modo implacable a toda institución que comercie o negocie con Cuba.

En sus raíces, en la más pura verdad, algo así nunca había sucedido y solo lo pudieron avizorar los más avanzados luchadores por las libertades ciudadanas. Seré exagerado pero para mí es un triunfo -en el plano económico, político y social-, tan rotundo como quizá sea aquel alcanzado por el Frente de Liberación Nacional de Viet Nam, con su rotunda victoria por las armas, la sangre, las lágrimas, el sudor y la valentía de sus guerrilleros y pueblo, allá por abril de 1975, cuando expulsaron de su país a unas derrotadas y avergonzadas tropas del ejército estadounidense, el más poderoso del mundo.

¡Que ironía! ¡Que diferencia entre esta visita y el desembarco el V Cuerpo norteamericano, con 15 mil soldados estadounidenses, el 22 o el 24 de junio de 1898 por las playas de Daiquirí y Siboney, en la entonces provincia de Oriente, liderados por el general William R. Shafter. Es conveniente recordarlo, así como las humillaciones sufridas por nuestros antecesores miembros del Ejército Libertador quienes no pudieron entrar entonces en la rendida Santiago de Cuba, ni participar en el Tratado de París donde España renunció a su poder sobre nuestro país y se iniciaba la primera intervención norteamericana.

Se me ocurre pensar que Obama tendrá un importante e intenso programa de trabajo. Se reunirá con nuestro presidente Raúl Castro y personalidades del Gobierno, y estoy seguro será en un ambiente de respeto mutuo, de independencia y soberanía. Será por primera vez, repito, que cubanos y norteamericanos nos sentemos de “igual a igual”, y utilizo el término “sentemos” porque allí estaremos representados todos, los caídos y los vivos, hombres y mujeres, patriotas o no, revolucionarios o no, combatientes o no, en fin cada uno de los cubanos de cuantas generaciones han existido.

Viene con la intención de reunirse con todos, con todos quiere decir también con la minúscula oposición que hace el juego a los intereses imperiales. Puros rejuegos políticos, él sabe bien, como muchos más en los Estados Unidos que son una ínfima minoría que solo existe en las plataformas mediáticas de los poderosos. Y como dejan de ser una opción para el cambio de sistema en Cuba el rutilante presidente saliente hablará con algunos de ellos, los entusiasmará, les dará ánimos y recursos materiales para que sigan en su espuria y acomodada tarea.

Después de la visita espero se aliviará en algo más el bloqueo, sin llegar a levantarse. También arreciará el programa para de forma sinuosa tratar de derrocar el socialismo cubano. Y nosotros seguiremos resistiendo, seguiremos trabajando, seguiremos corrigiendo nuestros errores y continuaremos en el camino por la independencia y la justicia social.

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