lunes, 30 de diciembre de 2019

La salud de los pueblos no se puede bloquear

Miembros de Operation Walk, una organización de voluntarios,
que ofrece cirugía gratuita a pacientes aquejados de
artritis u otras afecciones óseas y articulares.
El Gobierno de EE. UU. mantiene un férreo bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, que afecta sensiblemente la salud de la población en Isla, al negar al país conocimientos, materiales, insumos y tecnologías avanzadas en esa esfera. Sin embargo, profesionales norteamericanos rompen esa criminal y unilateral medida para ofrecer su solidaridad.

Francisca avanza por el pasillo, mientras a ambos lados muchas manos se agitan y aplauden. Hace apenas 24 horas, que entró a uno de los cinco salones quirúrgicos del hospital ortopédico docente Fructuoso Rodríguez para someterse a una artroplastia total de rodilla en ambas piernas, y a solo un día, camina con paso seguro.

Pero las manos cubanas, que ahora celebran ‘la victoria’ de la paciente santiaguera, son
las de un amplio grupo de profesionales de la salud norteamericanos, las mismas que horas antes le ofrecieron en un quirófano, junto a los médicos cubanos y en un trabajo de equipo riguroso, la garantía de que luego de puestas las prótesis, su vida cambiaría.

Desde el pasado jueves 7 de noviembre la rutina en el hospital ortopédico del Vedado capitalino no es la misma, y para bien. A los cientos de trabajadores de la institución de salud se sumaron 70 miembros de Operation Walk, una organización de voluntarios que ofrece cirugía gratuita a pacientes que no tienen acceso a atención para la artritis u otras afecciones óseas y articulares.

Fundada en 1996 por el cirujano ortopédico, el doctor Lawrence Dorr, esta organización ha crecido a 18 equipos en Estados Unidos, Canadá e Irlanda y ha atendido a más de 10 000 pacientes en todo el mundo.

Los grupos de trabajo de médicos, anestesiólogos, cirujanos, rehabilitadores, enfermeras, electromédicos y traductores norteamericanos, quienes ahora se encuentran en Cuba, provienen de las ciudades de Los Ángeles y Nueva York. Para la mayoría de ellos, no es la primera vez que visitan la Isla. Más de una veintena de veces han estado en la nación caribeña, aunque es la primera ocasión que trabajan en el hospital Fructuoso Rodríguez.

«Cuando vinimos en 1997, había solo un doctor haciendo reemplazo de cadera y rodilla; ayer vimos que 80 médicos están haciendo estas intervenciones, y lo que corresponde  ahora es expandir a otro nivel las operaciones», apunta el doctor William Long; quien asegura: «Cuba es mi país favorito para visitar, amamos este país, todo acá es maravilloso».

Long habla del intercambio entre profesionales de toda la Isla y el equipo norteamericano, de la posibilidad de aprender unos de otros, de crear vínculos de trabajo, del impacto positivo que tiene esa sinergia común y su labor sobre los pacientes. Con ello coincide el doctor Jared Roberts, para quien constituye una experiencia reconfortante el trabajar en Cuba. «Venimos acá no solamente a operar a los pacientes, también a enseñar y entrenar a enfermeras, doctores, en cómo hacerlo con nuestras técnicas».

«Maravilloso», esa es la palabra con la cual la enfermera y coordinadora de la misión, Jeri Ward, considera el trabajo conjunto con los especialistas cubanos durante todos estos años y la oportunidad de estar en la Mayor de las Antillas; un país «al que siempre regresa. Mi cabeza está en Los Ángeles, pero mi corazón en Cuba», afirma.

Muy cerca de los profesores norteamericanos se encuentra el reconocido doctor Alfredo Ceballos Mesa, quien en más de una ocasión trabajó con los miembros de Operation Walk. «Este es el tercer hospital al que vienen; pues ya han estado en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq) y en el Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País. Es una agrupación excelsa de personas, que lo dan todo por servir y que siempre trabajan para personas con dificultades para caminar y obtener los resultados estupendos que se logran con las prótesis», dijo.

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Francisca Santiesteban Aguilera es otorrinolaringóloga del hospital provincial Saturnino Lora, de la provincia de Santiago de Cuba. Es la paciente, cuyos pasos se acompañan de más de una certeza. «Mi vida se había casi detenido. Soy médico, pero nada más podía ir dos veces a la semana al hospital; me gusta la investigación, pero no podía apenas trabajar, las piernas no me dejaban. En sólo un día, este viernes, me operaron las dos y ya estoy caminando y de alta», cuenta.

Toda la vida ha padecido de las rodillas, dice, y explica que una artrosis bilateral le había golpeado fuertemente en los últimos años. «Me hicieron sustitución de la rótula, limpiaron todo y pusieron una placa para reemplazar los huesos que me quitaron. Me han atendido con muchísimo cariño. Nos sentimos mi familia y yo muy agradecida al equipo norteamericano, que vino aquí a operar y del hospital y todo el personal que nos ha recibido».

A sus 68 años, aunque nunca dejó de trabajar, piensa reincorporarse de a lleno a la investigación, esta vez con el acompañamiento de sus piernas.

En el cubículo siete de la sala E, Dayré de la Caridad Pérez descansa dos horas antes de volver a dar nuevos pasos. A sus 25 años y desde hace tres calendarios, pensó no volver a caminar, pues un desgaste en su cadera relacionado con un lupus eritematoso sistémico le dificultaba la marcha.

«En el caso de ella sí fue más complicado, pues tenía un tratamiento de bastante tiempo con esteroides para otras patologías, y además estaba comprometida la irrigación de la sangre en la cabeza del fémur y presentaba problemas en la cadera. Todo ello derivó en que tenía una pierna más larga y requería de zapatos especiales para su pie izquierdo. «Afortunadamente con la cirugía de este viernes pudimos eliminar esto y ya no tendrá que requerir más de calzado especial. Estoy muy emocionado de que hayamos podido corregir ese problema en su pierna y que hayamos contribuido a mejorar su independencia», asegura el doctor Kirck Reichard.

Desde hace varios meses los profesionales norteamericanos y cubanos realizan un exhaustivo proceso de revisión de las historias clínicas para la selección de los casos a operar. Un total de 44 pacientes fueron escogidos para cirugía, de los cuales 12 constituyen intervenciones bilaterales, las cuales representan actos quirúrgicos de gran envergadura y complejidad.

Así explica el doctor Antonio Raunel Hernández, director del hospital, quien apuntó que entre los criterios a seguir estuvieron la valoración integral del paciente, dolor, la incapacidad para la deambulación y el pronóstico de éxito de la cirugía.

Resaltó que las técnicas utilizadas –las cuales se usan en Cuba– son de mucha seguridad desde el punto de vista de su anclaje en el hueso y proporcionan una rápida rehabilitación a los pacientes. Ha sido un trabajo en equipo excelente, nuestros profesionales  han tomado experiencia y ellos de la forma de trabajar de nosotros, y ha sido importantísimo, además, el acompañamiento de 30 especialistas de otras provincias del país, dijo.

Asimismo, reconoció la importancia de la ayuda brindada en recursos. Para que se tenga una idea, el implante de una prótesis de cadera o rodilla puede costar en Estados Unidos, como mínimo, 40 000 dólares. En esta semana hemos colocado 56 prótesis en estos pacientes, refirió Raunel Hernández.

Cirugía en vivo, conferencias, intercambio en las salas de hospitalización, atendiendo directamente a los pacientes, en su post operatorio y en la rehabilitación, han caracterizado estos días, dijo.

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El doctor William Long  asegura que los médicos y la ortopedia cubana tienen muchas fortalezas. «Aprendemos en este viaje que no solamente enseñamos, sino que ustedes tienen un poder increíble en la imaginación. Aprendimos todo lo mucho que son capaces de crear con los recursos disponibles, aprendimos a no desperdiciar».

Para la doctora Aida Mariño Julián, especialista en cirugía ortopédica y traumatología del hospital, este intercambio implica la riqueza del conocimiento y la solidaridad humana. «Más allá de las limitaciones reales que tenemos, nos sobreponemos y hacemos tanto reemplazo protésico total de rodilla como de cadera en nuestro país. Pero toda ayuda es útil y saludable», comenta.

Una experiencia que resume el médico venezolano, residente de cuarto año de la especialidad del Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, Helder Pacheco Suárez. «Es una gran virtud el hecho de ver que por encima de la situación política entre Estados Unidos y Cuba, está la ciencia, esa que de alguna forma nos libera. Para un venezolano como yo es excepcional formar parte de ese intercambio científico entre una potencia en salud como es el pueblo cubano en materia de ortopedia y otros ámbitos de la medicina, unida a otra potencia como Estados Unidos; dándonos parte de esos conocimientos, que con tanto amor han transmitido a los profesionales cubanos, para que también podamos llevarlos a nuestro pueblo».

Una muestra certera, quizá, de que hay principios que no pueden bloquearse.

Granma

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