jueves, 8 de mayo de 2014

Terroristas de vieja data repiten ataques contra Cuba desde EE.UU

Por Orlando Oramas Leon

La detención en Cuba de un comando procedente de Estados Unidos, que pretendía ejecutar actos violentos en la isla, pone de manifiesto el doble rasero de Washington en su alegada guerra contra el terrorismo.

El Ministerio del Interior anunció aquí la detención de cuatro ciudadanos de origen cubano y residentes en Miami, quienes reconocieron que pretendían atacar instalaciones militares cubanas.

Según la información oficial, los encartados confesaron que tales planes se organizaron bajo la dirección de Santiago Álvarez Fernández Magriñá, Osvaldo Mitat y Manuel Alzugaray, residentes en Miami y con un largo prontuario de

acciones violentas contra Cuba.

Los cabecillas del complot tienen estrechos vínculos con el connotado terrorista Luis Posada Carriles, cuya extradición es reclamada a Estados Unidos por Venezuela y Cuba.

Carriles es uno de los principales responsables por el derribo de un avión de Cubana de Aviación en 1976 y de la muerte de sus 73 ocupantes, entre pasajeros y tripulantes.

Cuba dijo que "se realizarán las gestiones pertinentes con las autoridades estadounidenses competentes para investigar estos hechos y evitar oportunamente que la actuación de elementos y organizaciones terroristas radicados en ese país pongan en peligro la vida de personas y la seguridad de ambas naciones".

Sin embargo, la historia da cuenta de la impunidad que gozan en Estados Unidos estos personeros, muchos de ellos vinculados a la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Mientras Estados Unidos mantiene a tres antiterroristas cubanos tras las rejas, cumpliendo largas condenas por monitorear estos aprestos contra la isla, Posada Carriles fue exonerado por la justicia estadounidense y Fernández y Mitat cumplieron corta sentencia en 2009 por almacenar centenares de armas y municiones en el sur de la Florida.

La Fiscalía decidió no presentar cargos de terrorismo contra ambos, a cambio de que entregaran 30 ametralladoras automáticas y semiautomáticas, un lanzacohetes, varias granadas, 200 libras de dinamita, 14 libras del explosivo C-4 y cuatro mil pies de cable para hacer detonaciones que mantenían ocultos para sus agresiones a Cuba.

"Esta corte reconoce que el objetivo final de los señores Álvarez y Mitat ha sido siempre una Cuba libre y democrática", dijo antes de dictar sentencia el juez federal James Cohn.

Ambos formaron parte de la tripulación de la embarcación, El Santrina, que llevó ilegalmente a Luis Posada Carriles al sur de la Florida a principios de 2005.

En el juicio celebrado ese año se rehusaron a brindar testimonio contra Posada, por temor a que las autoridades lo acusaran de ayudar a un terrorista a ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. Un cargo de esa índole conlleva una posible sentencia de 35 años de prisión.

Por el contrario, el antiterrorista cubano Gerardo Hernández recibió dos cadenas perpetuas más 15 años precisamente por tratar de impedir las acciones violentas de Carriles y Fernández desde territorio de Estados Unidos.

Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, tras las rejas, integran junto a René Gonzáles y Fernando González lo que internacionalmente se les conoce como Los Cinco cubanos antiterroristas, condenados en un juicio donde los verdaderos terroristas actuaban como cómplices de la fiscalía.

Fernando y René regresaron a Cuba tras cumplir largos años de prisión, pero han dicho que no se sentirán verdaderamente libres mientras sus compañeros no sean excarcelados y devueltos a su país.

Cual paradoja, Fernández Magriña disfruta de su residencia legal en Estados Unidos, donde fue uno de los fundadores de la organización terrorista, Alfa 66. Bajo comando de esa organización atacó en 2001 un pequeño poblado de la provincia de Villa Clara, en el centro de la isla.

Ese propio año participó en el ametrallamiento de la localidad costera de Boca de Samá, al norte de la oriental provincia de Holguín, ataque en el que perecieron dos civiles y una niña cubana resultó gravemente herida y discapacitada.

También resultó importante cómplice de Posada Carriles en el fallido atentado contra el presidente Fidel Castro durante la X Cumbre Iberoamericana en Panamá en 2000, lo cual fue denunciado por el propio jefe de Estado cubano en la capital istmeña.

Ello tampoco fue tomado en cuenta por el Buró Federal de Investigaciones, ni por otras agencias federales tan celosas de la seguridad nacional estadounidense y del enfrentamiento al terrorismo, que ahora vuelve a repetirse contra Cuba.


PL

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