viernes, 28 de junio de 2013

Parrandas en San Juan

MADELEINE SAUTIÉ RODRÍGUEZ
Aunque no es diciembre, la ciudad villaclareña de Remedios estuvo este junio de parrandas. Fue este mes en el que tradicionalmente celebra este pueblo y —otros aledaños— las fiestas de San Juan, el escenario que abrió sus puertas para acoger a ese otro jolgorio por una razón especial: acaban de ser declaradas Patrimonio cultural de la nación cubana las parrandas de la región central de la Isla.
REPRESENTACIÓN DE LA CAPTURA DEL GÜIJE.
Gladys Collazo Usallán, presidenta Nacional de Patrimonio Cultural, ofreció en la declaratoria detalles del hecho que contempla a 18 poblados de diez municipios de Villa Clara, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila, y lo hizo en el contexto de la Asamblea solemne, acaecida en el atrio de la Iglesia Parroquial Mayor de San Juan Bautista, en presencia de Humberto Álvarez Luis, presidente de la Asamblea del Poder Popular de Remedios, y de toda la comunidad que se congregó allí para disfrutar de un acto político-cultural donde se entregaron reconocimientos a destacadas personalidades remedianas.
Este fue el motivo por el que las fiestas del San Juan, las más antiguas de Remedios y posiblemente la más añejas de Cuba —celebradas desde 1722 y hasta nuestros días entre el 23 y 24 de junio— unieron sus particulares tradiciones a las de las parrandas, cuya primicia tiene este suelo, para confluir en un ambiente único, justo cuando la ciudad, considerada la octava Villa, cumple 498 años de fundada.
El parque, que desde la mañana no ha dejado un solo espacio vacío, es una imagen elocuente del disfrute de los remedianos: "Aquí vendrán hoy parrandas de otros pueblos cercanos, a divertirse con nosotros, comentó a Granma Ileana Carrazana Pérez, trabajadora de la ONAT municipal, quien pertenece al bando de El Carmen (el gavilán), uno de los contrincantes de los dos barrios que rivalizan en la fiesta y que define, junto a otros rasgos, el fenómeno parranda. "Nosotros nos oponemos al otro bando que es el San Salvador, representado por el gallo".

"Aunque no nací en este pueblo, para mí es un orgullo vivir aquí. Disfruto mucho de las tradiciones, que se mantienen vivitas. Esta fiesta, al igual que las del San Juan, nos motivan, es algo muy bonito que uno espera cada año y que he incorporado a mi sentir. Lo esperamos con ansias y solito brota ese deseo de competir en el trabajo de plaza —que ahora es solo una pequeña representación— las carrozas y los fuegos artificiales. Es una rivalidad sana que se disfruta", explicó.

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