martes, 8 de octubre de 2013

Amanece en La Habana

Ángeles de la Torre Bravo. Brigadista XV Contingente Brigada Andaluza “Rafael Alberti”

Los espacios diáfanos de una isla en medio del mar son enigmáticos, las ideas son más significativas porque están en una tierra que por un milagro, se soltó y quedó sola, flotando.

Los pájaros cantan, esos pájaros exóticos de la selva. Un mango cae, un hombre se acerca a cogerlo y sabe que nunca faltará la comida. Es una tierra sitiada por fuerzas misteriosas que quieren que sea eso, una isla, rodeada y sin salida. Trozo de idea persistente y tenaz que grita con su mera existencia, como el amor. Amor que existe independientemente de que sea necesario, tolerable o digno. El amor no puede evitarse, es.
Creo que Cuba es amor de un pueblo, por eso es temido, porque contagia, porque nutre sólo con su presencia. Amamanta ideas revolucionarias que harían tambalear cualquier sistema jerárquico, las clases no existen, todos tienen trabajo, casa y pan. El ser, como la esencia; el tener es lo circunstancial.

La luz sigue avanzando por entre las palmeras y la selva. Algunos niños corren, juegan, sus zapatos rotos, su felicidad inmensa, el juego interminable. Continúa la vida, a pesar del aislamiento, y también por él, por ese bloqueo de la insoportable y pertinaz duda de que David pueda vencer a Goliat. David es temido, por eso hay que sitiarlo, dejarlo sin voz.

Un temblor recorre la selva a veces. Llegas en una guagua llena de pasajeros, mientras sigue sonando la última canción de amores incomprendidos, que algunos tararean. Música para vivir, música porque sentir en Cuba, es importante, primordial.

Ahora comprendo a Alexis Díaz Pimienta, su creación insaciable, fructífera, imparable. Ahora he comprendido a Silvio Rodríguez de quién me sabía todas sus canciones, sin comprenderlas muy bien y ya me emocionaba ese lenguaje universal de la música, antes de conocer la idea grandiosa de ese hombre adorado en Cuba, como es José Martí. Ahora comprendo mejor el sentido último de su poesía y su música, esa que ya me emocionaba y la de la cual hoy soy más consciente:

Ese animal remoto que devora y devora, primaveras
y en el silencio, sordo de tiempo, gritan tus ojos,
¡Ay! de cuanto se marche,
¡ay! de cuanto se quede,
¡ay! de todas las cosas,
que hinchan este segundo,
¡ay! de estos días terribles,
asesinos del mundo.

Ayer tuve un sueño y soñé que algo se transformaba, que podía hacerse la revolución desde el convencimiento. La toma de conciencia de nuestra responsabilidad ante la injusticia hecha a un pueblo culto, sabio y fuerte.

¡Viva Cuba libre! La revolución está prisionera, vibrando en Cuba, otros nunca hubieran creído que a pesar de estar bloqueada resistiese, a esta mole, a esta apisonadora de ideas liberadoras.

Las palmeras mecen sus hojas y a través de ellas, el sol se posa en los espacios inundados por una lluvia que parecía hacer naufragar a la isla.

Ha amainado, los brigadistas se mecen en las hamacas mientras cae la noche, recuerdan las jornadas compartidas pintando, cuantas habitaciones nos dará tiempo a pintar, con qué colores podríamos transformar la profunda decadencia de las paredes, su hastío amarillo y verde, sus grietas, su para nosotros, increíble dejadez. Dejadez de la vida que se utiliza un día, y otro, que arrastra el paso del tiempo y sigue avanzando, cada vez arrastrando más huellas, más días. Y sigue ahí la pared con el color del tiempo y de la vida, de todas esas vivencias infantiles con sus rejas oxidadas pero sonrientes.

Nuestra conciencia choca contra la realidad, y más tarde comprobamos que cinco kilos de pintura valen lo mismo que el sueldo de un maestro. Hay cosas que es necesario conceder, y en este caso la dejadez de un tiempo que se manifiesta en las paredes, las puertas, los baños y que se nutre de la vida, de las huellas de las manos, del tiempo inexorable y bienvenido.

Yo no sé lo que es el destino,
caminando fui lo que fui,
Allá Dios que será divino,
yo me muero como viví.

Las hamacas siguen meciéndose, una botella de ron va dejando en los labios el sabor de la nostalgia. Miro hacia atrás y la visión de esta Isla increíble, que crece como la selva en nuestra consciencia, sigue cumpliendo el objetivo de su revolución. Sigue alentando a todo el que llega a su interior. Vuela tras dos días de espera un avión sobre una Isla que se queda flotando sobre el mar, como en un sueño.

Agosto 2013

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